El juego de las golondrinas
Zeina Abirached
Sins entido, 2008
192 páginas, Blanco y negro
Precio: 17 euros
ISBN: 978-84-96722-43-9
www.sinsentido.es
La
Guerra Civil que tuvo lugar en el
Líbano, entre 1975 y 1990, enfrentando entre sí a facciones cristianas y musulmanas del país, y en la que también tomaron parte países vecinos como
Siria e
Israel, es el escenario histórico de
El juego de las golondrinas (
Sins Entido, 2008).
Esta novela gráfica, la primera que la joven historietista libanesa
Zeina Abirached (
Beirut, 1981) ve publicada en nuestro país, describe la vida cotidiana, los pensamientos y esperanzas de la población beirutí durante dicho conflicto. Lo busca y lo consigue a través de las conversaciones, reflexiones e historias de unos vecinos que, reagrupados en una habitación de la casa en la que la autora pasó su infancia, esperan el final de una «rutinaria» noche de bombardeos. Personajes secundarios sólo en apariencia, pues ellos son los verdaderos protagonistas, junto a la propia Beirut, de esta slice of life que combina tensión, tragedia y dulce comicidad con singular destreza. Una ternura trágica, con adultos afanados en entretener con historias y actividades a dos niños que esperan la llegada de sus padres, que recuerda
La vida es bella de
Roberto Benigni. Sus progenitores están a tan sólo unas manzanas, pero no pueden volver al hogar por miedo a las explosiones y a los francotiradores de la
Línea Verde. Precisamente ahí, en la capacidad de bifurcar el eje argumental sin perder tensión y manteniendo al lector enganchado hasta el final, reside uno de los puntos fuertes de la narración de
Zeina Abirached.
Con
la guerra civil libanesa también como tema central de sus dos primeros trabajos,
Catharsis: Beyrouth (2002) y
38, rue Youssef Semaani (2006), aún no editado
s en
España,
Abirached tomó prestado el título de su última obra - originalmente
Mourir partir revenir c'est le jeu des hirondelles (
Morir, partir, volver es el juego de las golondrinas) - de una pintada que leyó en las calles de
Beirut. La frase le pareció una manera muy gráfica de definir el sentimiento predominante en los libaneses: un ir y venir sin cesar bajo la amenaza que supone convivir día a día con la muerte.
A pesar de ser comparada constantemente con la dibujante iraní
Marjane Satrapi, autora de
Persépolis, entre ambas, aparte de la inocencia de la narración y el trazo suave en blanco y negro, existen más diferencias que afinidades, tanto en lo gráfico, como en la composición y en el ritmo narrativo.
La libanesa es una experta del
arte medieval musulmán y un reflejo de ello son las volutas y arabescos que impregnan unas páginas «blanco sobre negro» que parecen negativos fotográficos. También destaca la gran creatividad compositiva y de paginación, que delata su formación como dibujante de animación, así como la influencia de autores de la talla de
David B. (
La lectura de las ruinas… ) o
Jacques Tardi (
El grito del pueblo, la serie del detective
Néstor Burma…).
Por todo lo descrito,
El juego de las golondrinas es una lectura excepcional y un placer para los sentidos más que recomendable.